RÍO LARGO
Hoy he de admitir que
nuestro río nunca fue muy ancho,
ni muy profundo,
pero sí muy largo.
Solía decirse que en él
era muy difícil naufragar,
pero yo, lo recuerdas,
siempre fui capaz
de casi cualquier cosa.
Nuestro río no siempre fue
un río turbio,
un río amargo,
un río seco,
un río lleno de trastos rotos.
Debes saberlo
aunque digas que miento.
Llegará un día
en el que mirarás su cauce
y verás pasar todo aquello.
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